lunes, 1 de noviembre de 2010

Continuando con la propuesta ética

Quiero retomar la cuestión ética. Lo primero que haré es analizar un concepto fundamental: no puede haber ética sin un norte, una estrella, un ideal.
En entradas anteriores he explicado el concepto de "mundo espiritual", llamándolo "espiritual" como opuesto al mundo "material". Aquél a quien reconozco como mi principal maestro, Srila Prabhupada, quien tradujo magistralmente el Bhagavad-Gita "Tal como Es", ha nombrado en uno de sus libros a este mundo espiritual como "mundo antimaterial", ya que sus características son justamente las opuestas al mundo "material" o sea, este mundo en que tú, lector, y yo, vivimos en este momento.

Lo que yo propongo ahora es que me sigas para ver cuán lejos nos lleva imaginar dicho "mundo espiritual" como nuestro "mundo ideal" o estrella-guía.
Antes hablé de ciertas características atractivas del mundo espiritual, pero hoy deseo enfocar aquéllas que justamente nos interesan desde la ética. Y dichas características tienen que ver con las relaciones entre personas. Al fin y al cabo, la ética nace a partir de la necesidad de coordinar la convivencia entre muchas personas.

En el mundo espiritual o ideal, rigen algunos principios fundamentales:

1) Cada persona tiene plena conciencia de quién es, cuáles son sus gustos y disgustos, cuáles sus cualidades y cuáles sus responsabilidades auto-asumidas.
2) Todos realizan las tareas que les agradan, y hay personas para todos los gustos, por eso todas las tareas son realizadas.
3) Todos sin excepción, cumplen a rajatabla con sus responsabilidades auto-asumidas.
4a) Todos lo hacen, sin esperar nada a cambio. En otras palabras: incondicionalmente.
4b) Todos lo hacen por amor, puro amor o amor puro, de nuevo: incondicionalmente.
5) Existe por supuesto el ocio, pero la forma como las personas lo encaran no es diferente del modo como realizan otras tareas. De hecho no existe la distinción entre trabajo y ocio, pues dicha distinción se debe a que, en nuestra condición presente, "trabajo" significa esfuerzo, algo que hacemos a desgana total o parcial. En la condición ideal, cada tarea que realiza cada persona le es de su agrado y además, esa persona tiene las cualidades necesarias para hacerla.

Para dar un ejemplo cotidiano, en mi hogar yo asumí ciertas tareas como mías: trámites de todo tipo (banco, compras), lavar los platos y la ropa, y a veces, regar, barrer y otras tareas por el estilo. ¡Oh! Y limpiar todo lo que use y ensucie, tal como el baño. Por el resto de las cosas no me preocupo, otra persona lo hace por mí. Yo no espero que lo haga, ni la otra persona espera nada de mí. Lo hacemos simplemente porque asumimos esas responsabilidades, aunque en última instancia, lo hacemos porque nos amamos.
Agrego que disfruto de la limpieza o de los trámites, y lo valoro porque me mantiene en actividad física sin tener que pagar un gimnasio extra.
Si agregamos la presencia de un hijo, pues dice la sabiduría oriental que el amor de una madre por su hijo es lo más parecido al amor "ideal", por lo que tiene de incondicional (el hijo no puede darte nada a cambio, materialmente hablando).
Cuando se trata de la sociedad más amplia, el problema es que no siempre hallamos reciprocidad; pero ello no nos excusa: si asumimos una responsabilidad debemos cumplirla, eso significa justamente, que ya somos "mayores de edad" y responsables. En la medida que más personas se vayan responsabilizando, la sociedad se irá pareciendo más y más a nuestro "mundo ideal". Y en última instancia, según la ley de acción y reacción o karma, uno recibe lo que da, y eso es infalible…
Ya he hablado antes de la relación entre conciencia, libertad y responsabilidad, en "El misterio de la libertad parcialmente revelado". Resumiéndolo: no esperes libertad si no eres responsable; tendrás tanta libertad como responsabilidad asumas por tus actos.

Quisiera terminar esta entrada con tres máximas o si se quiere, simples consejos:

"Empieza por casa. Da tú el primer paso. Para cambiar tu mundo, cambia tú"

"Asume tu mayoría de edad. Descubre quién eres y cuáles son tus cualidades, decide qué te gusta hacer y cuáles serán tus responsabilidades. Luego cúmplelas."

"Si no puedes hacer por ti mismo lo anterior, busca en tu entorno a alguien que te inspire, te auxilie o te aconseje en cuanto a cuestiones concretas. Te lo digo porque yo he vivido todas las etapas (hasta ahora) y por eso sé de qué hablo: antes yo simplemente (creía que) me las arreglaba solo, pero luego descubrí la alegría y alivio de poder admitir mi ignorancia en ciertas ocasiones y asuntos y consultar con otras personas en quienes confío. Es el camino más fácil y a la vez el mejor. Del otro modo tienes que volverte estoico para soportar muchos dolores de cabeza que te producen tus continuas acciones erradas."

No hay comentarios: