viernes, 22 de octubre de 2010

El misterio de la libertad parcialmente develado

Mucho tiempo se ha debatido acerca del "libre albedrío". Normalmente se lo adjudica a la "voluntad". Sin embargo, se puede hablar de libertad de pensamiento, de libertad de acción, e incluso de libertad de amar. Nótese que estoy nombrando los tres aspectos o ámbitos de nuestra vida: conocimiento, amor y acción (poder).

La libertad es, en primer lugar, un misterio. En ningún lugar hasta hoy encontrarán una definición adecuada de qué es ser libre o una prueba de si somos libres o no. Más bien existen numerosas pruebas en contrario. Sabemos ya a esta altura de nuestra evolución que tenemos fuertes trabas tanto externas como interiores. Externas como el dinero, las acciones políticas de nuestros gobernantes, las contra-acciones de los medios de comunicación, etc. Internas, como nuestros complejos inconscientes, el tipo de educación recibida, incluso lisa y llanamente nuestros instintos jugando muchas veces en contra de nuestra voluntad, arrastrándonos a acciones de las cuales luego nos arrepentimos. Aún así muchos filósofos han proclamado la libertad humana como absoluta...

No pretendo por lo tanto agotar el tema, pero sí traer un poco de luz al mismo. Para ello me valgo de lo que a mí me parece, y mi primer acto de libertad es esta proclamación: que cada uno de nosotros se vale de lo que a él mismo le parece más apropiado, y que no necesariamente deben todos coincidir en que tales fundamentos son absolutamente definitorios. Por eso he dicho simplemente "apropiados" o en otras palabras "útiles". En otra entrada, a su debido tiempo, explicaré cuáles son mis fundamentos y por qué.

Pasemos al tema en cuestión. Lo primero que podemos entender acerca de la libertad, es que no es un estado absoluto tipo blanco-negro, sino que existen grados de libertad. No es lo mismo una persona tironeada, arrastrada por sus sentidos, una persona que domina sus sentidos pero que no puede parar el constante discurrir de su mente, una persona que ha dominado incluso su mente y capta el conocimiento al instante como si tuviera una "conexión wi-fi" con la "central de conocimiento universal". Estoy hablando de conocimiento en este caso; lo mismo podríamos decir de la acción: una persona que tiene que estar pensando cada movimiento no es lo mismo que un experto que domina su cuerpo al punto de la respuesta adaptativa instantánea sin pensamientos. El terreno del amor es aún más resbaloso...
Así que estos grados de libertad se corresponden con otros dos elementos: la conciencia y la responsabilidad. A mayor grado de conciencia, mayor libertad. A mayor libertad, mayor responsabilidad. También podría decirse al revés, comenzando por la responsabilidad, pues son elementos interdependientes, no existe uno sin el otro.

Sin embargo, el conocimiento sucede primero. Esta es una máxima fundamental. Por ello Jesús -por ejemplo- dijo "la verdad os hará libres". La diferencia entre un animal -el grado de evolución inmediatamente anterior- y un ser humano -que le sigue- estriba en estos tres aspectos: mayor conciencia-libertad-responsabilidad, mayor inteligencia-sabiduría-astucia y la capacidad de amar (nuevamente, el amor es demasiado complejo para explicarlo adecuadamente en pocas palabras). Y es el conocimiento, el uso de la inteligencia, lo que permite al ser humano liberarse de las garras del engaño que significa la vida prehumana. Esto es fácilmente comprensible: tan sólo al observar la vida animal, uno comprende cómo NO queremos vivir.

Muchos defienden la vida animal como menos aborrecible que la humana. Hacen esto porque observan lo mal que actúan algunos humanos (hoy en día, la mayoría) y lo bien que actúan algunos animales. Es una observación selectiva. Uno podría decir "cuán pacíficas las palomas", pero si uno observa cómo defienden su territorio o pelean por una pareja, llevadas por la lujuria, se acabó la visión pacífica. Para qué vamos a hablar de los depredadores, para qué de la constante zozobra a la cual están sometidas las especies no depredadoras. Incluso la vida de una planta, puede ser tan bella, pero sinceramente, ¿a qué humano le gustaría ser una planta?...
Es positivo en esta observación selectiva poder comprender que muchas personas "con cuerpos humanos" actúan efectivamente como animales, esto es, arrastrados por sus sentidos y emociones, sin control sobre ellos. Entonces por fin comprendemos de qué manera no somos libres si estamos en este tipo de existencia pre-humana aún teniendo un cuerpo humano. El segundo escalón es cuando ya no nos arrastran tanto los sentidos, pero nos hemos convertido en "rumiantes mentales" que no podemos resistir las constantes insinuaciones de nuestra mente a cometer pequeños o grandes actos "malvados" a un nivel más sofisticado que la simple condescendencia sensorial. Notamos otros fenómenos mentales, tales como ideas batallando por la supremacía en nuestra mente, que nos desconcentran y desvían constantemente nuestra atención... En fin, hay una miríada de fenómenos de este tipo "mental". Esto es lo que se llama "la mente" y es un elemento sutil de nuestros cuerpos. Hay quienes prefieren pensar que es una mera emanación de nuestro cerebro... como sea, ahí está para hacernos la vida insoportable... hasta que descubramos qué hacer con ella...
De cualquier manera este problema no es fácil de resolver, "dominar la mente es más difícil que tratar de detener el viento con las manos", pero existen técnicas -técnicas de meditación- que nos ayudan a ello.

Finalmente, el estado de conciencia donde se ha dominado la mente y los sentidos, ése es el verdadero estado de conciencia humano, y significa que se ha alcanzado verdadera libertad.

Sin verdadera libertad, cualquier decisión que tomemos es inútil. ¿Cómo podríamos tomar decisiones útiles si ni siquiera somos libres? Es por ello que debe comprenderse que, a fin de que la sociedad funcione y no se desintegre, otros toman las decisiones importantes por nosotros, cuando aún no estamos listos para tomar nuestras propias decisiones.
Si observamos el modo como funciona una familia, comprenderemos esto al instante: el niño no está preparado para tomar decisiones importantes por sí mismo, y es por ello que sus padres lo hacen por él, así le guste o no le guste. La humanidad de este planeta ha sido hasta ahora como un niño, y otros han tomado decisiones por nosotros. Incluso los que pensaban que tomaban las decisiones "en las sombras", deben saber que no es así. Tal como se declara en el Bhagavad-Gita (3,27):

"La persona que está confundida por la influencia del ego falso, se cree la autora de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la energía material"

Incluso en la vida de vigilia, las acciones no son ejecutadas por nosotros, sino por nuestros cuerpos, (cuando estamos confundidos por la influencia del ego falso). Para comprender mejor esto, primero debe uno situarse en otro lugar que en su cuerpo. Creer ser el propio "cuerpo material" es llamado "ego falso"... Una lectura completa del Bhagavad-Gita nos ayuda a comprender todo esto...
Básicamente, nuestro margen de libertad ha estado por mucho tiempo reducido a desear, creer y sentir. En base a estos tres aspectos de nuestra acción, Maya o la ilusión (o la Matrix) ha creado por y para nosotros el mundo en el cual hemos existido por tanto tiempo. A medida que ganamos conciencia, ganamos libertad y por lo tanto, cada vez más nosotros seremos los artífices de nuestra propia realidad. ¿Cómo se hace esto? Los diversos maestros de todas las escuelas filosóficas, de todas las religiones y de todas las prácticas ya-no-más-esotéricas están enseñando en este preciso momento a todas las personas del mundo a controlar sus mentes y sus cuerpos y -una vez que logran esto- les enseñan, ellos mismos u otros maestros, cómo crear la nueva realidad en la cual estamos destinados a alcanzar finalmente nuestros sueños.

Ahora debo hablar de la responsabilidad. Ya he dicho que es una compañera fundamental de la libertad: hacernos mayores y adquirir mayor conocimiento implica que de ahora en más, cada quien debe responsablizarse por sus actos o en otras palabras, dejar de "echar culpas" a otros por lo que le sucede. Comprender la ley del karma o ley de acción-reacción es fundamental. Esta ley es verdaderamente la única ley real y universal-absoluta que existe. Toda otra ley es una mera ilusión, una mera convención a la cual estuvimos sometidos por tanto tiempo debido a nuestra inmadurez. Con el paso del tiempo y a medida que nos hacemos responsables, dichas leyes comienzan a ser abolidas en planos cada vez mayores de la existencia.

La ley de acción y reacción es real y absoluta. Todos deberían comprenderla y aceptar su existencia, si es que queremos una sociedad donde todos estén incluidos. Aceptarla implica aceptar que todo lo que me sucede en la vida, yo mismo lo he generado, y no hay nadie más que yo que sea responsable por ello. Algunas veces se expone esta ley como ley de atracción, no es sino una versión de lo mismo, pero la forma como se expone la ley de atracción tiene un matiz engañoso, que diluye la responsabilidad con una promesa de omnipotencia que no se cumple en la práctica.

A veces no es posible rastrear en el pasado inmediato las causas, entonces existe otro concepto que es par y gemelo de la ley del karma, y se llama reencarnación. Éste es un punto álgido de la explicación. No ahondaré aquí acerca de él, pues se haría demasiado extenso. Aún sin creer en la reencarnación, la eternidad del alma frente a la caducidad del cuerpo material, es posible hoy en día observar perfectamente el imperio de la ley de acción y reacción en cada aspecto de nuestras vidas...

Finalmente, quiero insistir en que por favor, dejen sus comentarios. No me agradan los monólogos, mucho menos los míos. Yo también tengo sentimientos y necesito saber si alguien pasa por aquí, por favor deje un "recuerdo". Y si puede corregirme en algo o agregar nuevos elementos, nos habremos enriquecido todos juntos.

5 comentarios:

Luis dijo...

Hola otra vez.
Va bien esto. Está bueno eso de las gradaciones de la libertad. En realidad, creo que todo es por grados.
Me permito un consejo: no aplicar características humanas a los animales. La lujuria es propia de humanos. Los animales no hacen otra cosa que obedecer a su instinto.
Saludos.

Unknown dijo...

¡Hola Luis! ¡Gracias por tus comentarios!
Mmmm... pues sí, tienes razón que los animales sólo siguen su instinto. Bueno, "lujuria" es justamente el instinto, principalmente sexual (aunque abarca otras cosas, como la codicia y la gula), según mis conceptos. Claro, quizás tú lo utilizas de otro modo.
El punto es que muchas personas con cuerpo humano se dejan llevar por la lujuria, y en ese punto están siendo dominados por el instinto sexual, sin diferencia con tener un cuerpo animal.
Acá está en el juego la cuestión de la reencarnación, claro, y como explicaré en algún momento, que "no somos el cuerpo"...

Salvador Suniaga dijo...

Bueno Nadie, leyendo esta entrada confirmé que tienes una fuerte vinculación por la cultuta oriental. Buen gusto.

Sin embargo, la cultura oriental hace mucho tiempo ya que llegó a su cenit y quedó estancada. La punta de ese cenit ya ha sido superada por los filósofos occidentales a partir del siglo XIX.

Los conceptos, la palabra, el "todos somos uno", el problema de la libertad, el mundo como una posible ilusión, el cambio constante, etc. Todo eso ya ha sido planteado (en primer lugar por los hinduístas y los budistas), redescubierto por occidente muchos siglos después, pero finalmente resuelto. En el caso de la libertad, la libertad es un hecho.

La libertad es un hecho porque la realidad (sea "ilusoria" o no) es contigente, esto es, que así como pudo ocurrir un evento muy bien pudo ocurrir de otra manera. No hay predestinación. Decir que el hombre es esclavo de sí mismo (que es cierto) para refutar la libertad es reducir lamentablemente el concepto de libertad a algo muy pequeño y particular.

Con mucho respeto (porque me gustan algunas de tus ideas) os sugiero que tengas mucho cuidado con los conceptos. Las palabras son artificiales, es verdad, pero hay que por lo menos tener un consenso bien definido y preciso para poder, a partir de ellas, desarrollar ideas definidas y precisas. Todos buscamos las verdades, y por eso hay que tener cuidado.

Cuando la "filosofía" oriental se desarrolló, no fueron rigurosos en los conceptos. Palabras como alma, energía, todo, nada, karma, pensamiento, unidad, entre muchas otras surgieron intempestivamente; y de ahí del porqué hay muchos argumentos falaces en su contenido. La intuición oriental es profunda, pero no es cuidadosa.

Muchos saludos.

Unknown dijo...

Estimado Corvo:
Todo mi blog es -hasta ahora- una escalera que intenta llevarnos a una comprensión de dónde estamos, para poder luego pensar hacia dónde dirigirnos. En los sitios que vinculo hay muchas propuestas novedosas y que de algún modo superan el eterno conflicto de los opuestos, en materia de educación sobre todo.
El lenguaje es tramposo. El consenso es sumamente difícil. Simplemente trato de explicar cosas que, más allá de la teoría, he podido observar en la práctica de cada día. Yo no simplemente teorizo, cada concepto que vierto está fundado en experiencias, pero vistas con un cristal, sí, el cristal que encontré en las enseñanzas de cierta línea oriental hindú. No reniego de ello. Si a alguien le sirve, bien.
Sería bueno que visites los vínculos, como ya dije, allí hay gente que está haciendo cosas concretas. También en mi videocanal encontrarás actualmente en puesto Nº1 un video de escuelas en USA que trabajan de un modo novedoso y diferente; así como novedades en materia de justicia "restorativa" - superando la justicia "retributiva"...

Nike dijo...

Muy interesante el texto.

En mi caso particular, para mí las palabras (y, por ende, el pensamiento) no tiene un papel preponderante ni principal en el descubrimiento de nada. Las palabras actúan como una señal (de tránsito, por ejemplo) desde donde se indica algo, se señala, y lo que la señal indica no es lo que está indicando. La palabra no es el hecho.

Escribir, pensar, explicar, decir cualquier cosa en voz alta es producto del ego y son cuestiones que van hacia el ego, hacia el Yo, el gran ilusionista e intermediador. Yo escribo porque considero que soy importante, desde algún resquisio de mi ser, desde algún lugar de mi inconsciente.

No existen grados de nada, ni niveles de nada, pensar así es darle al número y a la medida un carácter que no tiene. La mente no entiende de medidas, no accede al número, simplemente porque no está hecha para ello. ¿Quién entiende el número "un millón"? ¿Quién lo entiende sin intermediarios, sin nociones, sin aplicar métodos? El número, la medida, son ideas, así como la idea de Dios, o la idea "mesa" o "vegetal". Pero cuando uno piensa en "mesa" o "vegetal" no pone las demás cosas en su visión bajo el tamiz "mesa" o "vegetal"; deja la idea ahí, justo donde estaba y sigue con otra cosa, involucrando a sus pareceres otros constitutivos. Cuando un piensa en medidas hace justamente lo contrario: expande el concepto de medida y la lleva hacia lugares que no emergen a la existencia con ese criterio. Y pensar en términos de medidas es pensar en términos de niveles, de pasos, de grados. Así, la mente humana aplica "grados" a algo que no se desenvuelve para nada con ese matiz.

Mi camino es el de la negación, en el sentido que delibero sobre lo que no es algo en vez de sobre lo que sí es. Es el camino del Sanyasi.

Pero no existen caminos, ni estas palabras, ni nada. Sólo existe este intento de decir cosas mediante un lenguaje con el que me hallo condicionado.

Todos los comentarios previos al mío me han parecido valioso. ¡Un saludo!